A medida que la fama de Bad Bunny se ha disparado, se ha visto empujado al centro de atención político y social, convirtiéndose en un cartel político de facto para diversas causas, tanto si busca ese papel como si no. Su arte y sus acciones han abordado cuestiones urgentes como la ayuda a los damnificados por los huracanes y las protestas callejeras de 2019 para pedir la destitución del gobernador de Puerto Rico. Esto ha añadido una inmensa presión para que cumpla las expectativas de su leal, y a veces crítica, base de fans, especialmente porque es conocido por valorar su privacidad y su tiempo a solas.